Calendario

Calendario completo del primer equipo de fútbol, RM Castilla y primer equipo de baloncesto. Hora de Madrid. Se irá actualizando a medida que se conozcan las fechas y horas exactas.

domingo, 7 de marzo de 2010

El mejor antídoto contra el Villarato: Guti


El fútbol es pasión. Por ello, es posible que uno pierda la objetividad cuando su equipo juega como un vendabal contra uno de los rivales más fuertes de su liga, en un partido de infarto con remontadas, altibajos y todas esas cosas que hacen tan grande este deporte del balompié. Por ello, aunque el partido de anoche es de esos que hacen afición, intentaré ceñirme a los hechos lo máximo posible. Espero conseguirlo.

En una liga tan igualada entre los dos primeros, sabemos que cualquier pinchazo puede resultar letal para la suerte del campeonato. Resulta que el Barcelona pinchó en Almería (no pudo ganar ni siquiera con el gol ilegal de turno, ese que le conceden todas las semanas) y el Real Madrid tenía la oportunidad de ponerse líder venciendo a un equipo tan complicado como el Sevilla.

Nada más comenzar vimos que el partido no iba a ganar el Oscar a mejor guión (recordemos que esta noche se concederán dichos galardones en Hollywood). En un partido que había que vencer sí o sí, a las primeras de cambio nos metemos un gol en propia puerta. ¿Por qué estaba Xabi Alonso defendiendo en el área pequeña en lugar de Lass? Porque Pellegrini sigue a lo suyo, destrozando el juego del Real Madrid con una táctica que ya ha quedado más que demostrado que no funciona. Alonso estuvo mal en la primera mitad, pero claro, jugando donde no debe, un mal endémico en el Real Madrid en los últimos años, ya que en nuestro banquillo recalan entrenadores que juegan a reinventar el fútbol.

A pesar de todo, el Real Madrid llegaba con peligro. Sin embargo, el madridista comenzaba a ver ciertos aspectos negativos que le resultaban familiares. El año pasado un grupo de nosotros fue al Santiago Bernabéu a ver este mismo partido y aunque el arbitraje de anoche no fue tan malo, resultó claramente antimadridista: las tarjetas no las recibían quienes propinaban peligrosas entradas, sino que caían del lado madridista. Además parecía que los derroteros del partido se asemejaban a quellos encuentros en los que el Real Madrid era muy superior a su rival, pero el balón no quería entrar. Mencionaré una estadística al respecto: el Sevilla llegó con un 0-1 favorable al descanso sin haber logrado chutar ni una sola vez a puerta. El Real Madrid había llegado con claridad en varias ocasiones, pero entre el excelente meta Palop y todo lo que Iturralde González no quiso pitar en las postrimerías del área visitante, el empate no llegaba.

Comienza la segunda parte y entre Xabi Alonso (que seguía desacertado) y Casillas montaron un lío espectacular, que terminó con el 0-2 en el marcador. El centrocampista amagó con ir a por el balón, Casillas se fió y, cuando el guardameta quiso reaccionar ya fue demasiado tarde, de forma que Dragutinovic consiguió un gol tan inesperado como el primero.

Por lo visto hay que asustar de forma importante a Pellegrini para que reaccione, ya que con el 0-2 en el marcador decidió dejar de ser un inepto, para alcanzar el título de entrenador que perdió en cuanto salió de Villarreal, deshaciéndose de Lass e introduciendo en el campo a dos futbolistas de categoría: Guti y Van der Vaart.

¿Qué sucedió entonces? Muy fácil: vimos al mejor Real Madrid de toda la temporada. Con Guti de mariscal de campo, Van der Vaart a su lado y un mejorado Xabi Alonso por detrás de ellos, el conjunto merengue se hizo amo y señor del partido. El Real Madrid se convirtió en un auténtico huracán, un terremoto que destrozaba la parcela visitante allá donde pasaba. Control de balón, juego al primer toque, fútbol de salón... Lo resumiré en una frase: Guti devolvió al equipo el espíritu de la Quinta del Buitre.

Así las cosas vimos hasta tres tiros al palo (un potentísimo trallazo de Guti desde fuera del área que pegó cerca de la escuadra y dos formidables chuts de Higuaín, uno con efecto magistral a la base del poste y otro al larguero), todo tipo de paradones de Palop y multitud de jugadas de peligro constante. Así jugaba la Quinta del Buitre, practicando mejor fútbol que el rival, haciéndose con el control del esférico y no parando hasta conseguir los goles necesarios para remontar cualquier diferencia, por grande que ésta fuera.

Llegados aquí, es necesario hacer un inciso: ¿cuando ha necesitado el Real Madrid, en toda su historia, un pivote defensivo? La mejor línea medular que recuerdo la formaron cuatro genios: Michel, Schuster, Martín Vázquez y Gordillo. ¿Quién de ellos era pivote defensivo? Nadie. Aquel Real Madrid todavía ostenta el récord de goles en una temporada liguera, récord que ni el mejor Barcelona con la colaboración del Villarato pudo superar el año pasado. Pero a alguien se le ocurrió fichar a Makelelé (cuyas estadísticas reflejan que perdía tantos balones como recuperaba) la prensa decidió sobrevalorarlo y, desde entonces, el Real Madrid, por decreto, debe jugar con alguien de similares características. Vaya por delante que Lass es muy superior a Makelelé: defiende tanto o más y tiene criterio a la hora de jugar el balón (es decir, que no lo pierde en posiciones comprometidas como hacía aquel). Sin embargo, a las pruebas me remito: los mejores partidos que el Real Madrid ha practicado este año han sido sin pivotes defensivos.

Xabi Alonso es mucho mejor futbolista sin Lass. Ayer vimos a un Xabi en la primera mitad y a otro muy distinto en la segunda. El de los primeros cuarenta y cinco minutos había perdido el sitio en el campo, fallaba pases, cometía errores impropios de su categoría... El de la segunda parte realizaba cambios de orientación en diagonal de cuarenta metros al pie, evitaba contraataques visitantes y ofrecía la seguridad necesaria a Guti y Van der Vaart para que éstos hicieran diabluras dirigiendo el ataque del equipo. Pero Pellegrini ha de verse con la soga al cuello para hacer algo que ya se ha comprobado que funciona, como diría el difunto Andrés Montes: recurrir a los jugones.

Y claro, con el control del balón Marcelo daba un rendimiento ofensivo brutal desde la izquierda, Ramos podía incorporarse sorprendiendo con su velocidad por la derecha y Cristiano e Higuaín llegaban una y otra vez con peligro a la meta contraria.

Jugando así sólo podía ocurrir una cosa: el público del Santiago Bernabéu volvió a disfrutar del Madrid de las remontadas, es decir, del juego típico de la Quinta del Buitre, tan añorado por el buen madridista.

Y la remontada llegó: el primero lo marcó el mejor jugador del mundo (y quien crea que éste es el puesto de Messi, que se de una vuelta por Argentina y pregunte) el señor Cristiano Ronaldo, aprovechando un rechace dentro del área; el segundo de certero cabezazo de Ramos tras un saque impecable de Van der Vaart; por último, el del éxtasis, lo marcó el propio centrocampista holandés, en una jugada loca que debería haber terminado mucho antes en las redes, resuelto finalmente por don Rafael en tiempo de descuento.

La conclusión del partido es obvia: a pesar del Villarato (a estas alturas hasta los ciegos ven que existe) cuando este Real Madrid juega con los artistas en el centro del campo (Guti, Van der Vaart o Granero) en lugar de los pivotes defensivos (los Diarrás) no hay quien lo pare. ¿Por qué lo vemos todos excepto Pellegrini? No lo sé, pero como en Champions vuelva a las andadas, perderemos, por culpa de un técnico engreído y necio la ocasión única de proclamarnos campeones de Europa en nuestro propio estadio, algo imperdonable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El Real Madrid ve las orejas al lobo

El Real Madrid empata a 2 contra el Valencia,  en la segunda jornada de liga, en el primer partido  de esta temporada disputado e...