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martes, 27 de abril de 2010

Lo que entiende el arbitraje español por máxima concentación

La semana pasada los máximos mandatarios del fútbol español, Villar, y del colectivo arbitral, Sánchez Arminio, se llenaron la boca anunciando la exigencia a los colegiados de poner la máxima concentración (reconocimiento de que en las anteriores no se tomaban su trabajo con la exigencia a la que están obligados a tenor de lo que cobran, algo que corrobora nuestra teoría) en sus actuaciones, durante las cinco últimas jornadas de liga. Pues a la primera ocasión les demostraron la concentración que realmente tuvieron. En un partido señala un minuto de prolongación de la primera parte y cuando faltaban unos segundos para terminar los 45 reglamentarios, para los vestuarios. Advertido por un asistente, vuelta para el terreno de juego a disputar el minuto y medio que faltaba.

Si nos fijamos en la labor del "gomina" Muñiz Fernández, en el partido Barça – Xerez, un recital de favores hacia el amigo del Villarato. Primer gol local se ayuda de la mano para controlar el esférico y poder marcar. El tercer gol, falta clara de Ibrahimovic sobre el defensor que no señaló y el sueco sube el tercer gol al marcador cuando las estaban pasando moradas ante el colista. Por si esto no fuera suficiente, dos expulsados y un rosario de amonestaciones a los visitantes, en los instantes finales.

Ya centrados en el partido que realmente nos interesa, Zaragoza – Real Madrid, dirigido por el que se dice mejor árbitro español y próximo mundialista, Undiano Mallenco, fue el "cum lauden" de lo que no puede ser un arbitraje. Pero antes de adentrarme en el análisis de la labor de Undiano, quiero hacer hincapié en las manifestaciones pre-partido, por parte del entrenador local, en las que incitaba a lo que después ocurrió sobre el terreno de juego y que el colegiado navarro no supo, o no quiso, poner coto a las mismas. Gay manifestó que el modelo a seguir era el del Bilbao, fuerza y agresividad. De la última la emplearon por arrobas. Lo triste es que salieran a la rueda de prensa, post-partido, diciendo que el árbitro les impidiera ganar el partido. Que el Comité de Disciplina no empapele a este impresentable es todavía, si cabe, más aberrante.

Comenzó bien el partido, minuto 1 penalti claro, clarísimo, de Contini sobre Higuaín que Undiano Mallenco, ni su asistente, quisieron ver. No hay que enfadar al jefe. Tampoco vieron el cometido por Jarosic, minuto 83, sobre Higuaín. No señalar estos dos penaltis tan claros ya, por si solos, descalifica su arbitraje. Los locales también reclamaron penalti y expulsión se Sergio Ramos por una supuesta falta sobre Colunga. Digo supuesta porque la misma no existió.

En lo que realmente estuvo fatal, pésimo, rallando los meritos suficientes para ser apartado del arbitraje, fue en el apartado disciplinario. Permitió la violencia de los jugadores locales que milagrosamente no lesionaron de gravedad a los rivales de pura casualidad. Varias acciones llevaban visos de riesgo de la integridad física de algún jugador madridista.

Cuando uno repasa el acta del encuentro no le que más que hacer cruces y preguntarse cómo es posible que los locales vieran una cartulina amarilla MENOS que los visitantes ¿Qué partido vi yo o qué partido vio Undiano Mallenco? Imposible que el considerado, por la prensa, mejor árbitro del momento tuviera una actuación tan lamentable y partidista que es lo peor que se puede decir de un colegiado.

El recital de violencia desatado por los locales comenzó en el minuto 4, cuando Ponzio, uno de los que no debió de terminar el encuentro sin ser expulsado, cometió falta sobre CR9. Undiano señaló la falta pero se olvidó de la amonestación, ni verbal.

En el minuto 18, Contini, no satisfecho con el penalti cometido en el primer minuto, cometió su primera agresión. Cristiano Ronaldo se va en velocidad para ganar la espalda a la defensa local y es parado por un codazo que Contini le suelta sin balón. Imposible que ni Undiano, ni su asistente (muy próximo a la acción) ni el 4º árbitro lo vieran. Contini se quedó tan fresco y continua con su recital de marrullerías y anti deportividad.

A los 28 minutos Casillas atrapa un balón dentro del área grande y Eliseu, otro que no debió de terminar el encuentro sin ser expulsado, le da un puñetazo en el costado al guardameta. Undiano lo vio pero, cobardemente, solamente le muestra la cartulina amarilla. Fue agresión y la tarjeta debió de ser roja.

Eliseu en el anterior lance con Casillas se fue bien parado, un minuto después mejor aun, porque ni amonestado fue. Marcelo entró con el pie en alto al jugador local. Undiano señalo la falta del brasileño y le perdonó la cartulina amarilla. Pero Eliseu, con Marcelo en el suelo, lo pisó por dos veces. La primera en la barriga y la segunda en el pecho. Ni amarilla y fue su segunda agresión. Como tampoco fue expulsado por una nueva agresión sobre Marcelo, en el minuto 42, ni tan siquiera tarjeta amarilla. No estaba Undiano para facilitar las cosas al Real Madrid.

Con la expulsión de Contini, por cierto dudó en mostrarle la cartulina roja aunque la reacción de los visitantes hacia el agresor le dio a entender que ya no podía seguir cerrando los ojos ante la agresividad local, calmó los ánimos de los locales aunque Ponzio, minuto 65, cometió una falta sobre CR9 merecedora de amonestación y que significaría su expulsión.

Otro que merece ser tratado aparte es el jugador local Ander Herrera. Su aparición en las portadas los últimos días provocó que la joven promesa estuviera pasado de revoluciones. Sus protestas, entradas fuera de reglamento y anti deportividad mostrada ante los jugadores rivales bien merecieron un toque de atención por parte del colegiado y de sus dirigentes. Así se pierden muchos de las promesar que surgen todas las temporadas, por sus formas. No me gustó un pelo su comportamiento sobre el terreno de juego ni fuera del mismo.

También merecen un apartado las columnas de algunos “periodistas” en prensa nacional. Su forofismo los lleva a confundir y soliviantar a las masas confundiendo la realidad de lo hechos. Para muestra un botón, si leemos la columna en el As del día 25, firmada por Pedro Luís Ferrer, sabrán a qué me refiero. Califica el arbitraje de Undiano de sibilino. Fundamenta su argumento en el supuesto penalti de Sergio Ramos sobre Colunga y su expulsión. Lo que no dice es del penalti cometido por Contini en el minuto 1, ni haberle perdonado la expulsión al propio italiano en el minuto 18, como tampoco que no expulsara a Eliseu y Ponzio en la primera parte. Su columna sí que es sibilina.

Nilo Campo
Socio nº 89506, del Real Madrid

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