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domingo, 4 de julio de 2010

Mundial 2010: Seguimiento a España V

Primer capítulo de "El ingenioso árbitro don Carlos Batres de Ciudad de Guatemala":

"En un lugar de Guatemala, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un arbitrucho de los de andanzas polemiqueras, vestimenta antigua, panza nada flaca y mucho menos corredor. Una preparación tan nefasta como miope, salpicón las más noches consistente en salivazos de los jugadores ultrajados, duelos y quebrantos los sábados (para los pobres equipos que padecían sus infamias), lentejas los viernes (con la FIFA ya se sabe, si quieres las comes y si no también), algún palomino de añadidura los domingos (se ganaba tantos enemigos pitando que es normal que manchase su ropa interior), consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte (que es un calzón para evitar los cañitos), calzas de velludo para las fiestas (por su altura similar a la de Tom Cruise), con sus pantuflos de lo mesmo (en algo tenía que parecerse a nuestro seleccionador) y los días de entresemana se honraba con su silbato de lo más fino. Tenía en su casa un reglamento que pasaba de los cuarenta y un torpe linier que no llegaba a los veinte, y un cuarto árbitro de campo y plaza que lo más redondo que había visto en su vida era la cabeza de un rocín. Frisaba la edad de nuestro árbitro con los cuarenta años. Era de complexión recia, muy entrado en carnes, enjuto de rostro, poco madrugador para sacar tarjetas y amigo de Villar. Quieren decir que tenía el sobrenombre de «Cafre», o «Impotente», que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben, aunque por conjeturas verisímiles se deja entender que se llamaba «LADRÓN». Pero esto importa poco a nuestro cuento: basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad."


Parece ser que Guatemala y España tienen muchas más similitudes de las que yo creía. En ambos países se pueden encontrar muy bellos parajes, se habla castellano (como habéis podido comprobar hasta tienen su propia versión del Quijote) y no hay árbitro bueno... Dos grandes países con sus particularidades, ni más ni menos.

Parece ser que a
Gamal Mahmoud Ahmed Al-Ghandour le ha salido un digno sucesor en la figura de Carlos Batres. Si hace ocho años el colegiado árabe echó del mundial primero a Italia y después a España, este botarate de bigotito pasado de moda le sigue muy de cerca los pasos, ya que primero hundió a los transalpinos en su partido frente a Nueva Zelanda y, anoche, casi hace lo propio con España. Sabemos que Villar tiene un alto cargo en la comisión de árbitros FIFA (presidente o algo así), entonces ¿por qué nos pitan de esta manera? ¿Será que Villar, amiguete de Laporta, tampoco se siente español? Habría mucho que analizar al respecto de este individuo que parece dormirse cuando juega España (fijáos en sus caras de hastío cuando lo enfocan durante los partidos, porque son muy sintomáticas).

Después tenemos al inepto seleccionador paraguayo, que se ha descolgado con unas declaraciones peores que las que suele hacer Diego Armango Maradona, diciendo que seguramente la FIFA les pediría perdón por el arbitraje de anoche. Será porque no robaron a España lo suficiente para eliminarla, porque si no, no lo entiendo.


Obviando la cantidad de patadones, entradas a destiempo, alguna que otra agresión y unas cuantas faltas sin posibilidad de llegar al balón que cometieron los paraguayos, me centraré en los minutos de la discordia, aquellos en los que nos podíamos haber quedado fuera, una vez más, en cuartos.

Penalti cometido por Piqué. Sí, ciertamente el central español agarró del brazo a Cardozo hasta que dio con sus huesos en el suelo, un penalti tan claro como todos los que se producían en el área paraguaya cada vez que había una jugada a balón parado, lo que unido a todos los que no nos han pitado en este mundial en partidos previos, hizo que los aficionados de la Roja nos sintiéramos ultrajados.


El propio Cardozo chutó y Casillas, el indiscutible héroe de la noche para fastidio de la prensa sensacionalista, (y eso que su novia, foto superior, volvió a entrevistarlo) lo detuvo, afirmando después que Reina le había avisado de por dónde iba a ir (el portero del Liverpool, como siempre, un crack). En honor a la verdad he de decir que el penalti debió ser repetido, ya que dos defensas españoles entraron en el área mucho antes de tiempo.


Al minuto siguiente se produce otro penalti en el área paraguaya, tan flagrante que Batres no tuvo más remedio que señalarlo. La acción era de roja y no admite discusión, ya que la falta evitaba una ocasión manifiesta de gol, pero Batres no estaba por la labor. El lanzamiento fue transformado por un frío Xabi Alonso (la diferencia entre su cara y la de Cardozo antes de ejecutar sus respectivas penas máximas era patente) de chut fuerte y colocado. Pero Batres quería ser, una vez más, el centro de la polémica y, como si de las natillas se tratase, ordenó un "repetimos". Si alguien había entrado antes de tiempo era algún defensa paraguayo, como pudo comprobarse en televisión (¡ah, sí! que la FIFA no permite a sus árbitros mirar las pantallas), por lo que la repetición no tenía razón de ser. Alonso cometió el error de cambiar la estrategia del disparo, el meta Justo Villar despejó como pudo, Cesc se hizo con el rechace, Villar (la coincidencia de apellido tiene bemoles) se deshizo del media-punta del Arsenal cometiendo otro penalti (que también habría implicado roja) y Batres señaló... ¡¡¡CÓRNER!!!

Entenderéis, pues, que cuando escucho al seleccionador paraguayo Martino quejarse del árbitro, habida cuenta de que tras las acciones comentadas su equipo debería haberse quedado con nueve y, posiblemente, España por delante en el marcador (no creo que alguien de la fiabilidad de Alonso hubiese vuelto a fallar) me entre la risa. Seguro que Maradona, si no tuviera su depresión particular (los alemanes les pasaron por encima literalmente) también cargaría tintas contra España como lo hizo tras el partido frente a Portugal. Son tan necios como los que todavía creen que los cinco penaltis de Chelsea fueron un invento de Roncero, así que no les dedicaré más tiempo.

Tras las polémicas acciones comentadas, con Cesc en el campo, sin Torres (hizo una gran Eurocopa, igual que Puyol, pero si este año no están bien, por lesión el primero o por edad el segundo, ninguno de los dos debería haber sido convocado) y con el partido roto, España obtuvo sus frutos al encontrar, por primera vez, espacios en ataque.


Los huecos deben generarse con el contínuo movimiento de balón, con una circulación de ritmo alto y con futbolistas ganando los espacios. Sin embargo, España, durante demasiados minutos, no ocupaba las dos bandas, apenas si atacaba con efectivos (por delante de Iniesta o Xavi solían estar Villa, Torres y cinco paraguayos) y su fútbol era absolutamente previsible. Teníamos el balón, pero no creábamos ocasiones. de peligro. Del Bosque totalmente obcecado y demostrando nula capacidad para leer el partido, no retocó nada. Villa no ocupaba la banda izquierda porque la defensa de ayudas paraguaya se le atragantaba. Lo suyo hubiese sido que Capdevilla le doblase, pero estamos ante otro caso de un futbolista al que ya no le queda gasolina, asunto en el que, por lo que parece, el seleccionador nacional no ha meditado en absoluto, ya que sigue sumando minutos, minutos y más minutos, después de la durísima temporada que le ha tocado completar en el Villarreal. Y por banda derecha sólo entraba Ramos. El jugador del Real Madrid cuajó un gran partido, en un mundial en el que va de menos a más, pero teniendo en cuenta su posición de lateral, otorgarle todo el ataque por banda a él implica graves riesgos en concepto de contras rivales inesperadas (y de esas se produjeron unas cuantas).

Lo suyo hubiera sido dar entrada a Navas y a Llorente. La razón es muy simple: el primero por su gran capacidad de desborde y el segundo por su habilidad para recibir el balón en posiciones estratégicas (como Luis Fabiano en Brasil) habrían conseguido aglutinar, en torno a ellos, a buena parte de la nutrida defensa paraguaya. Y como a esto se juega once contra once (obviando a los árbitros, claro) la entrada de estos dos futbolistas habría devenido en más espacios para el resto del combinado nacional, lo que indefectiblemente se habría traducido en ocasiones de gol.


Del Bosque sólo acertó a dar entrada a Cesc por Torres comenzada la segunda parte (menos mal) y, cuando por fin Paraguay abandonó su disciplina defensiva, el partido se rompió, lo que provocó espacio suficiente para que Andrés Iniesta pudiera emplear toda su calidad en la jugada del gol, con un pase maravilloso a Cesc. Cuando el del Arsenal remató duro y abajo y todos comenzábamos a celebrar el gol, el balón fue repelido por el poste, llegó a los pies de Villa y el asturiano, sin portero bajo los palos, casi la lía por arriesgar demasiado (igual que en su quinto penalti fallado con la selección hace pocos días): su chut pegó en un poste, rebotó en el otro y, finalmente, entró.

La locura en nuestro país fue enorme, tanto que creo que la península se halla, desde anoche, unos cuantos metros por debajo del nivel del mar. La segunda parte estaba resultando de infarto y parecía que el ansiado gol no llegaría nunca. Pero todavía nos quedaba otra sorpresa ya que, con el partido prácticamente finalizado, Roque Santa Cruz tuvo la mejor ocasión del partido frente a Casillas. Pero el sólido cancerbero del Real Madrid no se ha ganado la capitanía de la selección española porque sí, así que si ya fue el héroe en la Eurocopa, en la tanda de penaltis de cuartos de final frente a la siempre temible Italia, anoche volvió a demostrar que es un santo, salvando con una prodigiosa intervención la peligrosísima ocasión de uno contra uno frente al ex-delantero del Bayern Munich.

Batres tenía ganas de marcha y añadió más de lo concertado, pero el marcador ya no se movió. Con el pitido final todos se fueron a abrazar a Casillas, bueno, todos no, porque el envidioso de Villa, que no hizo otra cosa en todo el partido que rematar a puerta vacía (las cosas como son) no podía soportar que alguien le robase protagonismo. En mi humilde opinión, hubo dos héroes anoche: Casillas e Iniesta. Sin el concurso de ambos jamás habríamos alcanzado las semifinales, así que el galardón de mejor jugador de esta jornada lo concedemos, ex-aequo, a ambos.


El siete de julio, día de la festividad de San Fermín (para las burradas que hacemos me ha quedado excesivamente solemne) nos enfrentaremos a la temible Alemania. Como dato positivo, mencionar que otro árbitro inútil señaló una inmerecida amarilla a Müller, el futbolista más peligroso en estos momentos de los teutones. Gracias a dicha amonestación, se perderá el partido frente a España. Aún así, como Del Bosque haga lo mismo que anoche, sintiéndolo mucho no disputaremos la final. Esperemos que, por el bien de esta posibilidad histórica, rectifique.

PD: Os recomiendo la lectura de la versión guatemalteca del Quijote, un libro de lo más instructivo :o))))

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