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Calendario completo del primer equipo de fútbol, RM Castilla y primer equipo de baloncesto. Hora de Madrid. Se irá actualizando a medida que se conozcan las fechas y horas exactas.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Debut en Champions


Del debut en la Champions del actual Real Madrid, el pasado martes, podemos obtener dos conclusiones muy importantes. La primera es que la principal debilidad de este superequipo es él mismo. No es de recibo el bajón de intensidad que los nuestros pegaron en la segunda parte, tras unos primeros cuarenta y cinco minutos de fútbol total que dejaron embobado a todo el mundo (Laporta incluido). Así pasamos de un cómodo 0-3 a un peligroso 2-3, con el equipo local muy crecido.

La segunda es la cantidad de pésimos arbitrajes que vamos a sufrir este año en Europa. ¿Cómo puede ser que en un partido que ganamos por una diferencia de tres goles, terminemos todos cabreadísimos con el árbitro? Kaká y Cristiano sufrieron entradas bastante violentas con el beneplácito del colegiado de turno, mientras que cualquier cosa que hicieran los futbolistas del Real Madrid era castigada con amarilla. Lo de las tarjetas parece de risa, pero cuando un central o un volante defensivo reciben una cartiluna en el primer cuarto de hora de un encuentro, después se aplican mucho menos a fondo, por aquello de que la siguiente significa la expulsión. Después está el penalti (increíble) y un par de fueras de juego no pitados a los locales, que pudieron haber terminado tranquilamente en gol. Haciendo un baremo del arbitraje, resulta tan descarado y escandaloso que sólo podemos concluir lo siguiente: Platini va a hacer todo lo que esté en su mano para que no nos llevemos la décima en nuestro estadio.

Sobre la primera parte, el Real Madrid jugó de escándalo. Salvo el ímpetu inicial de los suizos (duró diez minutos), el equipo jugó un fútbol de altura: control absoluto del balón, toneladas de paciencia y, en el momento preciso, cuando los rivales ya estaban cansados de correr detrás del balón, ocasiones claras de gol que terminaron con un contundente 0-3 en el luminoso.

Cristiano marcó de falta (falta cometida sobre un tal Raúl), un muy buen gol que no fue tan tragada del portero como los medios nos intentaron hacer creer. Cierto que el tiro no era imparable, pero despejar un balón que viene con efecto, chutado con esa violencia, no es tarea fácil (otra cosa fue la falta que marcó en la segunda mitad; de risa). El segundo gol lo marcó el que nunca hace nada, el 7, el mismo que provocó la falta sobre Cristiano y que tranquilizó al portugués, muy nervioso por haber fallado antes, en el momento del lanzamiento. Y el tercero fue obra de Higuaín en una jugada típica suya: aunando potencia, fe y calidad.

Uno de los futbolistas más importantes del partido fue ese que muchos dicen que está acabado, pero que los que saben de esto lo califican como "el 7 de España" (las villa-imitaciones que se las queden los paletos). He hablado antes de los primeros diez minutos, con dominio local. Raúl, que lo ve todo en el campo, decidió retrasar su posición, pero no como años atrás, que debía bajar porque nadie subía el balón, sino para evitar que los rivales tuvieran superioridad numérica en la medular. Las incorporaciones de Raúl por sorpresa permitían que Lass y Alonso (nuevamente perfectos) tuvieran un nuevo apoyo, ya que el gran capitán siempre andaba desmarcado. Eso y la libertad de movimientos que poseían Kaká, Cristiano e Higuaín hizo el resto: un fútbol de gran altura.

Luego llegó la segunda parte y nos desesperamos. Primero por el árbitro, segundo por Albiol y tercero por la lesión de Alonso (parece que no es grave). El equipo sintió mucho la baja de su director de orquesta, pero no es óbice como para perdonar la bajada general de intensidad.

He mencionado a Albiol... Es incomprensible que un central de categoría internacional permita a su marca correr libremente hacia el balón en un córner. Hay una repetición en la que se ve al defensa madridista, cubriendo las espaldas del autor del segundo gol local, en el momento en que éste arranca y, ¿sabéis qué? Ni lo miró. Cristiano intentó llegar en la ayuda pero el rival tenía todo de cara y le fue imposible. Es un error tan grave que si yo fuese su entrenador, automáticamente perdería la titularidad.

Cuando peor estaba el partido entró Guti. ¡Madre mía, qué Guti! El año pasado repetí un montón de veces que siempre he admirado a don José María Gutiérrez, pero que estaba más que harto de sus comportamientos a lo Caminero, es decir, a lo niñato. Sin embargo esta temporada lleva dos partidazos y al César lo que es del César (incluso Nilo "Ojo de Lince" me telefoneó para decirme que estaba maravillado con el canterano, ahí es nada).

Guti dirigió, orquestó, ordenó e hizo todo lo que se le antojó con el juego del equipo, pero todo bueno. Culminó su clase magistral con un golazo de vaselina que concretaba la manita, un magnífico resultado para debutar en la Champions y muchas cosas que pensar para un Milán que logró ganar gracias a una importante ayudita arbitral (gol en fuera de juego).

Ahora el equipo debe aprender de los errores de la segunda parte, además de asumir que, para ganar la Champions, más vale que ningún partido llegue apretado al final, porque en ese caso, los esbirros de Platini en forma de árbitros, nos lo impedirán.

La próxima crónica la haré desde el Bernabéu, ya que el domingo estaré en Madrid para ver el partido frente al Xerez en vivo. Espero disfrutarlo. ¡HALA MADRID!

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