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Calendario completo del primer equipo de fútbol, RM Castilla y primer equipo de baloncesto. Hora de Madrid. Se irá actualizando a medida que se conozcan las fechas y horas exactas.

lunes, 5 de octubre de 2009

Víctima de sus propios errores


En una liga como ésta, el Real Madrid no debe regalar puntos así si quiere aspirar a ser el campeón. ¿A qué me refiero con "una liga como ésta"? A que el Barcelona ya lleva seis puntos de regalo en concepto de ayudas arbitrales, en sus últimos dos enfrentamientos (Málaga y Almería). Si lo de la semana pasada fue grave, lo del sábado, con expulsiones perdonadas a Puyol y Alves, además de un claro penalti por mano no pitado a Márquez, empieza a rayar en la estupidez supina.

¿Estupidez de quién? De todos aquellos paletos que siguen diciendo que el Real Madrid es el único equipo que no puede quejarse de los árbitros. Claro, cuando Guti se lleva una tarjeta amarilla por sufrir una entrada por detrás de Dragutinovic, un fuerte y excesivo menosprecio de Zokora y una agresión de Perotti, es evidente que no podemos quejarnos. Eso sí, ni "Drago" se ha llevado una amarilla ni Perotti la roja que le correspondía. El que no quiera ver la realidad, así de tonto es. Sé que soy muy duro, pero como esta situación lleva ya varios años, no puedo por menos que pensar que en España la sociedad no piensa. ¿Culpable? La campaña periodística anti-Madrid, porque de otra manera, si alguien abriera los ojos a todos los tontos que no saben pensar por sí mismos, el Barcelona estaría en la posición de segundón que merece (hoy se ha llegado al colmo, ya que en varias televisiones públicas se ha recriminado que un futbolista del Almería hiciese un férreo marcaje sobre Xavi, vamos, que encima de los arbitrajes hay que dejarles vía libre para marcar).

En fin, vayamos al partido porque eso de que la gente piense por sí misma, me temo que nunca será propio de nuestro querido país.

Ya de entrada, ir a Nervión a jugar con diez me parece una barbaridad. Sí, lo habéis adivinado, hablo de Diarrá. No me lo podía creer cuando he oído a algún que otro periodista decir que ha hecho un partidazo. Si por partidazo entendemos tocar el balón en posiciones donde no se hace daño, llegar tarde a la presión la mitad de las veces y dar sólo dos pases buenos en todo el partido, entonces yo mismo, sin entrenar ni nada, soy capaz de jugar en el Real Madrid, porque para eso llego. Con uno menos en el centro del campo, Xabi Alonso no juega igual, lo que unido a que desde que salió de la lesión le está costando mucho volver a encontrar el ritmo de juego, hace que siga demandando una salida más que rápida de Diarrá del Real Madrid. Pero claro, esos periodistas que tanto nos quieren a buen seguro que preferirán ver a este zoquete como no escudero de Xabi que a Lass.

El partido se presentaba igualado. El Sevilla trataba de presionar al Real Madrid por el centro y de hacer daño por las bandas. Pero el Real Madrid, contra todo pronóstico, se sacudía la presión local con buen fútbol, toque de balón a la primera y un Guti como verdadero mariscal de campo, dirigiendo los designios del equipo.

El Sevilla no tenía claridad y el Real Madrid iba a más conforme avanzaban los minutos, hasta que hemos llegado a la fatídica jugada del primer gol. El error que ha cometido Marcelo es imperdonable hasta en infantiles. Recuerdo que por esperar un balón en lugar de ir a por él (que es lo que ha hecho esta noche el lateral brasileño) me llevé tal bronca de mi primer entrenador de infantiles, que nunca jamás he esperado el esférico en un campo de fútbol, bajo ninguna circunstancia. Marcelo estaba con Navas, pero mientras el Sevilla profundizaba por banda izquierda, ha ido perdiendo su referencia al fijarse sólo en el balón. Así las cosas, para Navas ha sido muy fácil robar la cartera al defensa blanco y adelantar a su equipo.

El Real Madrid debía remontar y aquí es donde el Sevilla juega a lo que sabe: marrullería, maldad, total falta de ética... En resumidas cuentas, acciones propias de un equipo asqueroso, que es realmente lo que son. Ya estábamos un tanto mosqueados con una acción de Perroti (vaya noche ha llevado el amigo) en la que ha fingido una lesión cuando Kaká se iba en contraataque. Tal es así que Iturralde no había parado el juego. Pero Kaká es un tipo de moral intachable y, a pesar de que el contragolpe era claro y muy peligroso, ha preferido parar y tirar el balón fuera. En el subsiguiente saque de banda, el Sevilla ha ganado metros enviando el esférico cerca del córner y se ha puesto a presionar la salida del balón. Kaká, con toda la razón del mundo, se ha enfadado y Zokora (el otro tonto muy tonto) se le ha puesto chulo.

Luego ha llegado el rifi-rafe con Guti, tras la entrada por detrás que ha sufrido por parte de Dragutinovic. Zokora se ha ido a por él (vaya usted a saber por qué, ya que la entrada ha sido tan dura como clara) y, aprovechando la confusión, Perroti (tan cobarde como asqueroso) ha agredido al 14 por la espalda. El árbitro lo ha solucionado con amarillas a Guti, Zokora y Perroti, para quedar bien de cara a la galería, pero lo que procedía eran amarillas para Zokora y "Drago" y roja para Perroti. Guti no merecía sanción alguna.

Con el Real Madrid desquiciado, a punto ha estado de llegar en los últimos minutos el 2-0, pero Casillas era hoy más santo que nunca y nos ha regalado dos paradones imposibles: uno el que acabo de mencionar y otro nada más comenzar la segunda mitad.

El Real Madrid necesitaba volver a la senda del buen juego. En ataque sólo Raúl se movía (lo siento en el alma, pero a Benzemá se le debe exigir muchísimo más, ya que hoy sólo se ha limitado a fallar un gol que Raúl le ha regalado en la primera parte). El problema es que el capitán ha ido de más a menos y hoy Kaká y Benzemá no tenían el día. Tampoco teníamos bandas, ya que Marcelo ha subido muy poco y Ramos, cuando lo ha hecho, no contaba con apoyos.

Cuando más parecía que estábamos sufriendo, ha llegado el empate. Falta botada magistralmente por Guti y cabezazo inmisericorde de Pepe al fondo de la red.

Con el gol el Sevilla se ha encogido. Alonso ha parecido despertar, Guti volvía a estar sereno y Kaká intervenía de forma menos intermitente que en la primera mitad. El Real Madrid comenzaba a dar sensación de peligro y, cuando más felices nos las prometíamos, otro error garrafal en defensa (hemos permitido un remate franco, en jugada a balón parado, dentro del área) nos ha vuelto a poner en desventaja.

No puede ser que tengamos al mejor portero del mundo haciendo milagros y que la defensa no tenga la tensión necesaria. Hemos visto todo el partido acciones en las que los delanteros hispalenses ganaban la espalda a Pepe y a Albiol. De Marcelo ni hablo, ya que ha hecho internacional al piscinero Navas. De hecho, Ramos ha sido el que más serio ha estado de todos en tareas defensivas.

Pellegrini ha tratado de reaccionar con cambios. Van der Vaart ha sustituido a Diarrá (a partir de ahí ya ha sido un once contra once), Higuaín a Benzemá (el argentino ha hecho poco, pero aún así ha sido mucho más de lo que ha hecho el francés) y Granero a Guti. El equipo no le perdía la cara al partido, pero las ocasiones de gol no eran claras, mientras que el Sevilla daba sensación de poder matar el partido en cualquier contragolpe.

Así hasta el último minuto. En la última jugada del partido hemos creído que llegaba otro milagro Higuaín: el argentino se ha hecho con el balón en la banda, a la altura de la medular; ha encarado a un rival (muy valiente, como siempre) lo ha regateado y ha centrado a Kaká con espacios y mucha ventaja; la jugada ha terminado con pase a Ramos y chut desviado de éste, que bien podía haber significado el empate.

Después de meditar sobre todo lo visto esta noche, la sensación amarga que nos queda es la de que hemos entregado el partido. Habíamos empezado jugando muy bien, con pases rápidos y precisos, sacudiéndonos con categoría la presión local. Los goles del Sevilla han llegado como demérito nuestro (sin la torpeza defensiva mostrada no habrían llegado a marcar un solo tanto) y nuestros bajones de juego han coincidido con los goles encajados. Es decir: un partido que, a pesar de la dificultad añadida de un arbitraje casero, nos habríamos llevado sin Cristiano ni Lass y con un Xabi Alonso que todavía no parece recuperar el ritmo de juego que poseía antes de su lesión.

Decepción por la derrota, pero, afortunadamente, parece que estamos creciendo como equipo (al menos es la sensación que hemos dado durante muchos minutos de la primera mitad). Hay que seguir mejorando (sobre todo en defensa, ¡¡¡CUÁNTO TE ECHO DE MENOS, CANNAVARO!!!) y confiar en que todo siga su curso.

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