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Calendario completo del primer equipo de fútbol, RM Castilla y primer equipo de baloncesto. Hora de Madrid. Se irá actualizando a medida que se conozcan las fechas y horas exactas.

domingo, 28 de febrero de 2010

Goleada contra el Villarato


A los amantes del fútbol, cada día nos cuesta más sentarnos a escribir acerca de lo que hemos visto durante un partido. La razón es muy simple: no hay jornada en la que no debamos dedicar varios párrafos a la actuación arbitral.

El buen árbitro es aquel que pasa desapercibido pero, ¿desde cuándo esto no sucede en los partidos de Madrid y Barcelona? Porque ayer se repitió la misma historia de toda la liga (y de los últimos años): por un lado el Barcelona debió terminar los primeros 45 minutos por detrás en el marcador y con nueve (Puyol y Piqué nunca debieron terminar el partido);por otro, es un milagro que ningún futbolista del Real Madrid cayera lesionado tras su encuentro en Tenerife.

Pero ya se sabe: al Barcelona no se le puede pitar un penalti en contra (y si no que pregunten a Stuttgart y Chelsea) y el Real Madrid, si quiere ganar la liga, deberá contar sus partidos por goleada.

Dejando a un lado a los tramposos culés (que curiosamente también tuvieron una fuerte ayuda arbitral en la primera vuelta en Málaga) lo del Tenerife - Real Madrid fue escandaloso. Por un lado está el criterio arbitral, ese del que auténticos culés como Ramos Marco (sí, es un ex-árbitro) hablan tanto y saben tan poco. Se supone que un árbitro debe establecer un criterio y mantenerlo a lo largo y ancho de los noventa minutos. Entonces, ¿cómo es que Xabi Alonso recibió una amarilla por una falta en la que entró por delante, al balón y sin riesgo de lesión para el rival, mientras que las durísimas entradas recibidas por Marcelo y Cristiano no merecieron cartulina alguna? Eso por no hablar de la agresión que sufrió Ramos a los siete minutos de partido. El ayer lateral blanco (ya sabéis que me gusta más como central) recibió un codazo en la cara, el cual no fue fruto de protección ni de gesto natural al saltar. Se vio perfectamente en directo (sin necesidad de repeticiones) cómo el rival mira de reojo a Ramos y, una vez en el aire, decide impactar su codo contra la cara del madridista.

Hace muy poquito Cristiano Ronaldo tuvo que permanecer sin jugar dos partidos por ser sancionado en una jugada que ni se le acerca. Ayer a Ramos casi lo dejan sin sentido y ¿qué pitó el árbitro? ¡¡¡Bote neutral!!! ¿Todavía hay algún iluso que no crea en el Villarato?

Los madridistas tuvimos miedo porque pensamos que, más tarde o más temprano, Ramos sería expulsado. Lo primero que hizo Sergio cuando se recuperó de la agresión fue buscar con la mirada al autor de semejante fechoría y todos nos echamos a temblar. Afortunadamente Sergio se calmó y volvió a cuajar un gran partido. Si sigue en esta línea a buen seguro que las críticas que recibió durante la primera vuelta (totalmente merecidas) cesarán de inmediato.

Tras seis párrafos parece que podemos empezar a hablar de fútbol (agradecédselo a Villar, Arminio y Gaspart). Una buena noticia: Pellegrini parece haber rectificado (o eso o Lass se ha dado cuenta de que hacía flaco favor a su equipo jugando por delante de Alonso). El caso es que ayer pudimos comprobar cómo mejora el Real Madrid cuando Lass se dedica a lo suyo (defender en el centro del campo y no en el área contraria) y Alonso tiene la oportunidad de dirigir al equipo tanto en campo propio como en contrario.

El Tenerife, en su línea: haciendo faltas y más faltas con la permisividad del árbitro y demostrando un odio totalmente injustificado al Real Madrid, tanto en la grada como en el campo. ¿Cómo odiar a un equipo al que has robado dos ligas? En una el Barcelona ofreció 40 millones a Milla por dejarse ganar (explicar por qué el club azulgrana no ha sido multado por ello supondría un libro entero) y en la otra a saber cuánto pagaron a Gracia Redondo para que no pitase tres claros penaltis a favor del Real Madrid.

Así pues no es de extrañar que el aficionado blanco clame venganza cada vez que nos topamos con estos maleducados. Pero pasaban los minutos y el gol no llegaba. ¿Se repetiría lo de Francia? ¿Una vez más cuando un equipo no deja jugar al Real Madrid nuestro equipo se resiente y no saca adelante el partido? Ya en el primer minuto un exceso de relajación en un saque de banda permitió un tiro limpio de Alfaro, aprovechando la prolongación de Ricardo en un saque de banda, que no terminó en gol gracias a un atentísimo Garay, formidable durante todo el partido.

Durante los primeros minutos el Tenerife llegaba con cierto peligro al área de Casillas: que si un centro al área, que si un chut escorado, que si el primer fuera de juego lo comete el Tenerife... Entre unas cosas y otras el madridismo pasó diez minutos de tensión y nerviosismo, hasta que llegaron las jugadas visitantes. Comenzó Cristiano cabeceando un córner. Después llegaron los centros de Kaká (que parece seguir mejorando) y Granero, de forma que las cosas parecían comenzar a encarrilarse. Sin embargo, el gol no llegaba.

Hasta que a la media hora apareció un sobresaliente Marcelo que primero salvó en la misma línea de banda un balón que nadie quería y después regateó con una preciosa ruleta a un rival para continuar con el balón controlado a gran velocidad y asistir en profundidad a Higuaín para que batiera por bajo a Sergio Aragoneses. Dos apuntes sobre Marcelo e Higuaín. El brasileño demostró a todos (incluido Pellegrini que muy cobardemente le echó la culpa de lo ocurrido en Lyon) que no es lo mismo jugar como lateral con vocación ofensiva cuando tienes las espaldas cubiertas que cuando te dejan en la estacada. Por su parte, el argentino está tocado por la gracia divina ya que todo lo que toca termina en gol, asistencia o larguero. Ayer marcó los dos primeros goles del equipo y asistió a Kaká para el tercero.

En una goleada, unos goles son más importantes que otros. No quiero desmerecer a nadie, pero no es lo mismo abrir la lata que terminar de engordar el resultado. Al Real Madrid le costó el primero, que llegó, como hemos dicho, gracias a la fe y destreza de Marcelo y a la efectividad de Higuaín. El segundo, el de la tranquilidad, volvió a ser logrado por Higuaín a pase, en esta ocasión, de Garay, finalizando la primera parte, en esos minutos denominados psicológicos. Dos goles que parecían encarrilar el partido y dos goles que llegaron desde ambas bandas. Pellegrini debería pensar muy bien en ello y no repetir errores del pasado reciente.

Pero llegó la segunda mitad y el Villarato volvió a entrar en escena. Casillas atrapa un balón y Ayoze se lo quita de las manos. ¿Acaso los árbitros no se saben el reglamento? Si un portero tiene atrapado el balón con ambas manos, quitárselo es falta. Y la jugada es tan clara que no me creo que ni árbitro ni asistente no la vieran. ¿Por qué se concede el gol? Villarato, Villarato. Es indiscutible.

Con el 1-2 el Tenerife se animó y clavó la tumba de su ataúd, porque conceder espacios al equipo que mejor corre el contraataque actualmente en todo el mundo es un suicidio. Higuaín volvió a ser clave en un gol que ampliaba las distancias asistiendo a Kaká. Ahí llegaron los mejores momentos del Real Madrid que corría ocupando todos los espacios, efectuaba combinaciones magistrales y dejaba con la boca abierta a todos aquellos ilusos que siguen defendiendo la mentira de que el Barcelona es el que mejor juega y bla, bla, bla.

El cuarto llegó de penalti y aquí comenzamos a hablar de la clase y categoría de don Raúl González Blanco. ¿Recordáis el patetismo en el que incurrió Romario para alcanzar su supuesto gol mil? (y digo supuesto porque lo de añadir goles en categorías inferiores es de traca). El brasileño se estuvo arrastrando por los terrenos de juego, mendigando de forma lamentable hasta que, según él, alcanzó la mencionada cifra. Raúl está cerca de cierto récord en liga, para el cual todavía necesita algunos goles. El gran capitán estaba en el campo y se produjo el penalti. Curiosamente cuando el zopenco de Ramírez Domínguez pitó, el balón cayó a manos de Raúl. ¿Alguien habría osado discutir algo al gran capitán si se hubiera dirigido con el esférico al punto de penalti? No creo. Pero, ¿qué hizo Raúl? Sin inmutarse envió el balón a Kaká y se quitó de en medio. Cristiano corrió para allí, Kaká le dejó la pelota y el portugués marcó el cuarto.

Pero la cosa no quedaría ahí. Raúl no sólo tiene clase en las formas, sino también en su fútbol. Quien lo discuta que permanezca atento: Raúl con el balón en el centro del campo, pasa hacia Kaká y echa a correr hacia el área contraria para buscar el desmarque. El balón llega a Marcelo que trata de asistir al capitán, que esperaba en el segundo palo. Un defensa local despeja como puede y el balón llega a Van der Vaart (que había entrado hacía unos minutos). ¿Qué hace Raúl? Cambia rápidamente su desmarque al primer palo para ofrecer una buena línea de pase. Van der Vaart asiste y el siete, con toque sutil, bate a Aragoneses para que el quinto suba al marcador. Sólo me queda por decir: Luis Aragonés y Vicente del Bosque, estéis dónde estéis, espero que se os caiga la cara de vergüenza (eso para no perder las formas porque lo que pasa por mi cabeza al pensar en estos dos podría traducirse en papel de manera mucho más grave).

Las goleadas siempre son buenas. Comprobar que Granero cada día es más futbolista, que Marcelo es un fuera de serie si Pellegrini se lo permite, que Xabi Alonso (y no Xavi Hernández) es el mejor medio-centro en la actualidad también cuando Pellegrini lo permite, que Higuaín es un goleador nato (cómo han desaparecido de golpe y porrazo todos sus críticos) que Casillas sigue siendo un santo (había olvidado comentar que en momentos clave hizo varios paradones de mérito) que Albiol, Ramos y Garay son defensas inconmensurables, que Kaká cada día se parece más al del Milán, que Cristiano es el mejor del mundo, que tenemos profundidad de banquillo y que llevamos un promedio de 2.66 goles por partido (el mayor de toda Europa) es como para sacar pecho.

Ahora bien, el hecho de que este Real Madrid se atragante cuando el rival decide trabar el partido, es algo que Pellegrini debe solucionar ipso-facto. Las bandas, la movilidad de los hombres de ataque y Lass por detrás de Alonso son las soluciones. ¿Las aplicará? Lo veremos la próxima semana.

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